domingo, 30 de mayo de 2010

En este solitario paraje ya ha pasado el que habla arrebatándonos las sensaciones de vida, enmudeciéndonos, haciéndonos sentir perforados, abandonados en la soledad mas profunda rasgando finamente nuestras ansiedades, instintos y miedos.

En fin el estar aquí ya es signo de muerte venimos marcados antes de existir, la muerte la llevamos en vida al pertenecer a este maldito cuerpo articulado, que solo permite sensaciones vagas.

Insuficientes, incompletos, dejados, atados al sentimiento de sentirnos ajenos a la creación, condenados a sentir este vació inmenso por pertenecer a esta maldita raza que trata de disfrazar sus sentimientos de abandono en fallidos intentos de completitud mental y corporal.

La eterna búsqueda, el eterno sufrir, la profunda tristeza de vivir solo a pesar de estar rodeado de seres semejantes todos ellos confinados a la insatisfacción existencial.

El darse cuenta de lo vano que es el ser humano, de lo terrible que es enfrentarse con nuestro destino, de lo frustrante que es analizar nuestra condición en esta realidad.

El hombre como ser pensante en el fondo es el ser mas inconsciente, olvidado, incompleto y absurdo de la creación.

Incapacitado para observar y sentir lo que sus semejantes viven y sienten debe soportar su existencia como un castigo con escasos momentos de brillantez por el simple hecho de pertenecer a la raza humana.

Nuestra naturaleza es esto la voraz e insaciable necesidad de algo que desconocemos, algo que se encuentra tal vez en otro nivel de conciencia.

Fuera de este mundo.

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