viernes, 23 de noviembre de 2018

Ella...

El día en que me enteré de lo que le había sucedido, no podía creerlo. Ella no era del todo abierta a hablar con los demás, pero jamás imaginamos que ocultaba tantas cosas. La conocía desde que estábamos en pre-escolar. Siempre fue muy tímida y nunca dijo nada acerca de lo que pensaba.

Cuando me acerco al salón de música, no puedo evitar sentir que se encuentra allí, observándome desde la oscuridad. A veces puedo escuchar pequeños susurros. Una tonada que me es familiar, que me trae recuerdos que no quiero traer a mi mente. Quizás es cargo de conciencia, por las veces en las que me burlé de ella.

Cuando iniciamos la secundaria ella dejó de ser la misma de siempre. Comenzó a vestirse de forma extraña, tiño sus largos cabellos rubios de negro. Al principio fue chocante para mí, que era el único que le hablaba de todos en el salón. Lo admito, ese día en que se burlaron de ella debí haber dicho algo, pero no lo hice.

Me avergonzaba admitir que eramos amigos, aún más el hecho de que me sentía atraído por ella. Sus ojos te hipnotizaban, su cabellera despedía un aroma dulce que no podías ignorar. Esa noche de graduación decidieron que le jugarían una broma, pero no pensaron que llegaría a tanto.

Simplemente desapareció. Sus padres y familiares la buscaron por mucho tiempo, pero jamás supieron más de ella. Ingresé a la universidad, hice amigos y seguí con mi vida. Ahora que he vuelto, no puedo evitar ver sus fotografías por toda la ciudad aún. Repentinamente un frío me recorre el cuerpo.

-Agatha...- Dije, sin pensarlo dos veces.

-Sí. - Respondió, mientras caminaba sin mirarme.

-¿Me reconoces? ¿Sabes quien soy? - Pregunté desesperado.

-Claro que sí. - Dijo, colocando su mano en su cadera.

De momento volteó a verme. Estaba más hermosa que nunca y los años no parecían haber pasado por ella. Me miró fijamente y sonrió disimuladamente mientras dejaba escapar un guiño.

-Veo que aún te atraigo. Que curioso... Pensé tanto en este encuentro y no se que decir...

-Agatha... Yo... Lo sient...

Colocó su dedo indice sobre mi boca y no me dejó decir nada más. Se dio la vuelta y se alejó lentamente. No pude seguirla, sentí mi cuerpo pesado y el ambiente se tornó aún más frío. Grité su nombre con desesperación, pero ella no se detuvo. Solamente vi su silueta alejarse, sin poder hacer nada más.

Por eso desde ese día vengo a este mismo sitio, esperando el encontrarla nuevamente. Luego de casi 9 años de nuestro encuentro he vuelto a ver su silueta. Su rostro no ha cambiado nada y no puedo evitar preguntarme porque. Ella sabe que la busco y que no puedo dejarla ir. 

-Te veo, Agatha. Por favor, no te vayas.

-Sigo aquí. Siempre he estado aquí. 

-Pero... No has cambiado...

Se acerca a mi cuello lentamente y se susurra... "Soy una vampiresa y esta es tu última noche". No siento nada, solamente sus labios fríos y la succión de mi aliento, cierro mis ojos... Veo su silueta una última vez... Se ve perfecta... Como siempre...




Sigues aquí...

Justo cuando creía que te había olvido,
Apareces de la nada, trayendo recuerdos,
Cosas que solamente deseo poder olvidar,
Espinas de una rosa que aún no se marchita.

Sigues en mi corazón, sin mi permiso,
Vienes a mi mente en los momentos oscuros,
Como una salida de emergencia ante el dolor,
No puedo negar que eres el alivio del tormento.

Sueño que caminamos por el mismo sendero,
Me tomas de la mano y me pides que luche,
Me dices que sigues dentro de mi, latente,
Que no me permitirás dejar que todo se derrumbe.

Es que tú aún no te has ido de mi lado,
Te veo en cada lugar, en cada habitación,
Estoy cansada de perseguir tu fantasma,
Solo quiero poder finalmente dejarte marchar.

Ya no quiero tener que sostenerme de esto,
Quiero que dejes de aparecer en cada lugar,
Quiero por fin aceptar que te has ido,
Pero te aferras a mi con fuerza y no me dejas respirar.

Sigues en mi corazón, no te quieres ir,
Constantemente me hablas en el viento,
Susurrando que tu lama sigue atada a mía,
Quiero pensar que eres tú a quien siento.

Estás presente en mis pensamientos,
En los momentos en los que guardo silencio,
En los viernes lluviosos y fríos te encuentro,
Recordándome que aún existe la esperanza.

Aún leo los poemas que solía escribirte,
Me llena de melancolía y dolor a la vez,
¿Por qué dejaste que me fuera de tu lado?
¿Por qué no luchaste por lo que amaste?

Recupero la compostura y te olvido,
Con el tiempo algo te trae a mi mente,
Es inevitable que sonría con los recuerdos,
Quiero que te vayas, quiero dejar de pensarte.

Quiero recuperar mi vida como lo has hecho,
Quiero pretender que ya no me importas,
Solo intento seguir adelante sin ti,
Sigo sin comprender porque no te dije que sí.

En un absurdo intento de olvidarte me perdí,
Ahora solamente queda el vacío que dejaste,
Los pequeños detalles que jamás te dí,
Supongo que es momento de dejarte ir.