sábado, 17 de septiembre de 2011

Una diosa Mortifera


La luna parece señalarme el camino,
No hay ruta para un corazón tan frió,
No hay perdón para un alma tan vacía,
No hay espacio para un ser sin razón.

Le han llamado con muchos nombres,
Retraída del mundo exterior por voluntad,
No hay hacia donde ocultarse, ni huir,
Enfrentarse a ella es morir en el intento.

Su voz envuelve tu ser sin darte cuenta,
Caes en el eterno sueño entre sus brazos,
No busca amor, no busca compasión,
Ella quiere beber del néctar de la vida.

Suavemente coloca su boca en la tuya,
Sientes el agridulce sabor de sus labios,
germina en ti el instinto, sabes que viene,
Puedes sentir la muerte recorrer tu ser.

Lo ultimo que escucharas sera su canto,
Sus ojos de color miel te hechizaran,
No tendrás más remedio que caer en ella,
En la trampa mortal que es su cuerpo.

Pero en su soledad solo ella lo sabe,
No es su intención, es su naturaleza,
Es la sed insaciable que la domina,
Nunca la han amado, pues es mortífera.

Se muestra temerosa de lo que le rodea,
Tan hermosa que no evitas mirarla,
Te envuelve y juega contigo cuando quiere,
Sofoca tu ser sin siquiera hacer un sonido.

Como en un trance te dejas morir en ella,
Su rostro pálido dibuja una sonrisa complaciente,
Cierra tus ojos y toma de ti lo que desea,
Sin piedad te arranca la vida, te asesina.



Pero se dice que ella alguna vez amo,
Pero el destino cruel la distancio de su vida,
Aquel que le daba sentido a su existir eterno,
En ese día fatídico lo perdió, sin remedio.

Ahora vive atada a su soledad y dolor,
Sin nada que la consuele y ahuyente la pena,
Condenada por la eternidad, odiándolo todo,
Sobreviviendo con la esperanza de verlo de nuevo.


Parece que nunca se apagara su odio,
No hay nada más que el intenso penar en ella,
No hay nadie que pueda acallar  la ausencia,
No hay quien comprenda su naturaleza cruel.

Ella no busca ser amada, ni compasión,
Solo quiere alimentarse del aliento de otros,
Olvidar su perdida y no confiar en el mundo
Que alguna vez le arrebató lo que más amaba.

Aun se puede escuchar su canto a lo lejos,
Su voz hipnotiza a tal grado, que no sientes nada,
Eres la presa, la próxima victima en su haber,
Lo ultimo que vez es el rostro inocente y lagrimas caer.

Ves su silueta alejarse entre las sombras,
Mientras la vida escapa de tu cuerpo rápidamente,
Solo queda en tu mente su rostro lleno de belleza,
Y el sabor de sus labios que han envenenado tu ser.

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